Cuando eres madre o padre, la educación de tus hijos puede ser un tanto compleja, sobre todo, cuando los valores que tenemos que instruirlo tienen que ver con el plano más puramente psicológico.
Puede ser relativamente sencillo enseñar matemáticas a tu hijo pero ¿cómo le enseñas a que se quiera?, ¿y a que sepa tomar buenas decisiones? En este plano es habitual que los padres terminen inmiscuyéndose por el afán de protección que tienen sobre sus hijos, sin embargo, es importante que ellos aprendan de la vida y, poco a poco, vayan siendo más independientes, responsables de sus actos y decisiones. Solo así, fomentarás su confianza en sí mismo y conseguirás que crezca con autoestima, decisión y sin miedos.
A continuación, voy a darte una serie de consejos que te mostrarán cómo ayudar a tu hijo a tomar decisiones pues se trata de algo básico para su crecimiento pero que, en muchas ocasiones, los padres bloquean este derecho y terminan tomando las decisiones por ellos. Darles libertad, independencia y confianza les ayudará a que, a la larga, crean en ellos mismos.
Da un buen ejemplo
Muchas veces, en lugar de hablar, es mejor actuar. Si quieres que tu hijo aprenda a tomar buenas decisiones, toma tú también buenas decisiones y muéstrale cómo se debe realizar un correcto procedimiento de reflexión. De esta forma , cuando se encuentre con la situación, sabrá cómo proceder para poder decantarse por una opción u otra.
Respétale
No decidas por él, no tomes la palabra. Deja que sea tu hijo quien haga el proceso reflexivo. Puedes ayudarle, por supuesto, puedes orientarle, claro está, pero no puedes decidir por él. Debes demostrarle que confías en él, en su criterio y en su persona para que, así, vea que tiene el apoyo de su familia.
Y si se equivoca ¡no pasa nada!
Puede ser que se equivoque, puede ser que, al final, no haya tomado la decisión correcta. No pasa nada. Tienes que transmitirle la idea de que la vida es esto: aprendizaje constante. Y en lugar de tomarlo como una derrota, haz que se lo tome con una enseñanza, de esta forma, cuando tenga otra tesitura, valorará mejor la situación al ya haber tenido una sensación de “fracaso previa”. Equivocarse no es malo, más bien al contrario, por lo que transmíteselo a tu hijo para que esté motivado y crea igualmente en sí mismo.
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