La zona de confort existe en la mayoría de los planos de nuestra vida. Va apareciendo con el paso del tiempo y con la experiencia adquirida. Este concepto hace referencia a ese terreno en nuestra vida en el que nos sentimos plenamente seguros, confiados, en el que nos movemos sin temer absolutamente nada porque somos nosotros quienes tenemos el control.
Así pues, la zona de confort puede ser que, a simple vista, parezca positivo pues nos permite controlar la situación y disfrutar de la seguridad y el confort. Sin embargo, lo que ocurre es que es un arma de doble filo y, la zona de confort, puede hacer que, cuando intentamos salir de ella, nos sintamos impedidos, con miedos y temores al explorar un terreno desconocido totalmente por nosotros.
Por tanto, puede hacer que terminemos conformándonos con lo que tenemos por miedo a adentrarnos a una situación que no controlemos y en la que nos sentimos vulnerables. Esto suele ocurrir en planos como el laboral pero, también, en el de la pareja.
Cómo salir de la zona de confort en la pareja
Cuando hablamos de la zona de confort en la pareja nos referimos a sentir que la relación se ha estancado, a sentir que “ya está bien así” aunque, en realidad, no esté bien así. Es esa sensación de conformidad con una realidad que no nos termina de satisfacer pero que tampoco nos molesta.
Tenemos que luchar por nuestra felicidad, intentar estar bien cada día de nuestra vida para poder disfrutar de una existencia plena y satisfactoria. Por tanto, te invito a que reflexiones, a que pienses sobre tu relación, a que valores si realmente estás satisfecha con ella y, si no es así, busca cuál puede ser la solución: quizás necesitáis probar cosas nuevas, dar un paso más en vuestra relación, abrirnos a nuevas personas o, quizás, es el momento de romper y de daros otra oportunidad en la vida.
Recuerda: nada tiene porqué durar eternamente. Tú eres el dueño/a de tu vida y, por tanto, de tu felicidad así que, si no luchas tú por ella, ¿quién lo hará?
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