Quería escribir este post antes de que comenzase la vorágine oficial de las fiestas porque he estado reflexionando sobre una acción que puedes llevar a cabo hoy mismo o durante el resto de las fiestas de Navidad, y que puede tener un impacto increíblemente positivo en tu vida.
Es algo que siempre estás posponiendo:
Las conversaciones incómodas. Difíciles.
Trabajo con personas y créeme que lo veo todos los días.
Adrián va todos los días al trabajo amargado porque su jefe le trata fatal, le habla mal y le ningunea sin razón aparente.
Beatriz ha empezado a compartir piso con Patricia y siente que, aunque está pagando lo mismo de alquiler, no puede tener su propio espacio y sentirse en casa porque Patricia es un desastre y deja todas sus cosas esparcidas por todas partes.
Sandra odia ir a comer con toda la familia. Su hermano no hace más que meterse con ella por la vida que lleva, por su decisión de no tener hijos, y hacer bromitas sobre ella que no le hacen ni p**ta gracia.
Bruno está harto de Luis porque siempre que quedan llega tarde. Bruno siente que Luis es totalmente irrespetuoso con su tiempo y le duele que tenga esa actitud.
¿Y qué hacen Adrian, Beatriz, Sandra y Bruno, a parte de quejarse todo el día sobre su situación?
NA. DA.
Porque claro, tener una conversación incómoda sería taaaaaaaan incómodo, ¿verdad?
Y yo me pregunto: ¿cuántas veces hacemos esto mismo al cabo de una semana? ¿cuántas veces evitamos enfrentarnos al origen de todo aquello que produce tanto malestar y dolor en nuestras vidas?
Seguro que al leer las historias reales que he compartido más arriba has recordado o conectado con alguna conversación que tienes pendiente en tu vida y que estás evitando porque, ¿y si la otra persona se enfada? ¿se siente ofendida? ¿o dolida? ¿y si se acaba el mundo?
Y no, ahora no voy a decirte que saltes de tu cómodo sofá, te lances a los tiburones, y vayas y lo hables con esa persona.
[Imagen Sofá y Tiburones de Shutterstock]
No. Porque una conversación importante no se puede llevar a cabo de cualquier forma, y si lo haces sin sentirte lo suficientemente preparado o eliges un mal momento, probablemente sea mucho peor.
Así que lo mejor que puedo hacer por ti estas fiestas es animarte…
a que decidas que lo vas a hacer, y te pongas una fecha para hacerlo.
Teniendo en cuenta que:
- Estas conversaciones incómodas no tratan sobre si has votado a Ciudadanos o Podemos. Estas conversaciones solo tienen un sujeto: tus emociones y cómo te sientes cuando la otra persona te genera inseguridad, malestar, impotencia, frustración, culpa, tristeza, angustia…Y el evitar la conversación no solo no va a evitar que te sientas así, si no que puede hacer que vaya a peor.
- Has de desapegarte del resultado, porque no tienes una bola de cristal y no puedes saber si va a ir bien o mal. Lo verdaderamente relevante no es si va bien o mal, si no que seas capaz de hacerlo y establecer ese límite tan sano en tu vida.
Más adelante compartiré contigo en la newsletter (si no estás suscrito, puedes hacerlo aquí) algunas técnicas que has de tener en cuenta para ir preparándote para tener esa conversación, pero no quería dejar de compartir contigo que yo, que llevo toda mi vida esforzándome para agradar a todo el mundo y para evitar el conflicto, nunca he visto un indicio tan claro de cómo he cambiado en los últimos años que la capacidad que ahora tengo para enfrentar situaciones incómodas.
Este verano, de hecho, tuve varias de de estas conversaciones y fue genial verme desde fuera enfrentando situaciones que antes hubiese barrido directamente debajo de la alfombra.
Es una sensación muy especial 🙂
Y te cuento que incluso ahora, en este momento de mi vida, las conversaciones incómodas siguen siendo insoportablemente incómodas, pero la incomodidad es un factor indisociable de cualquier proceso de cambio, y porque en ese momento estás eligiendo VIVIR sin darle importancia a tu miedo, o lo que es lo mismo: estás aprendiendo a VIVIR con miedo.
¿Ya? ¿Lo has decidido? ¿Has puesto fecha a esa conversación? ¿Sientes el cosquilleo en la tripa? 😉
Nos encantaría que lo compartieses con nosotros…¡podríamos comenzar un reto, de hecho!, ¿quién empieza? 😀
Y nada más, si te ha gustado, ya sabes que puedes compartirlo con los botones de aquí abajo, y hasta que nos veamos la semana que viene, te deseo unas felices fiestas de navidad, en las que detectes todas aquellas conversaciones incómodas que no puedes seguir evitando.
¡Un abrazo y muchas gracias!
Edu Serrano says
Hola Hana,
Pues qué quieres que te diga, tienes toda la razón!!! Probablemente la clave sea la asertividad esa habilidad que trabajas para mantener conversaciones incómodas que te ayuda a crecer como persona, porque si no aprendes a tener esas conversaciones vas a quedarte en una situación donde el perjudicado eres tú debido a tu miedo.
Personalmente tengo un muy buen amigo con el que debería mantener esa conversación incómoda, porque hay un aspecto de su personalidad que no me acaba de gustar. Aunque siempre he pensado «él es así y lo acepto», al mismo tiempo siento que me roba las energías, así que no debería seguir posponiéndolo más ‘para no ofenderle’ si quiero que la relación sea de verdad sana.
Hay que potenciar esas conversaciones transformadoras, que de hecho son una de mis pasiones. Deseando ver esas técnicas 🙂
Un fuerte abrazo y felices fiestas!!!!
Hana says
Ahí le has dado Edu, la clave está en trabajar la asertividad. Creo, de hecho, que tendría que ser una asignatura obligatoria en la escuela, junto con el trabajo sobre emociones. Muchas gracias por compartir y espero que vaya bien tu conversación! 🙂
Joan says
Todos somos muy valientes hasta que llega el momento de demostrarlo.
Llevas mucha razón, Hana. Un post muy interesante que me ha hecho reflexionar…
Me dejas con ganas de esas técnicas. Estaré atento a los correos. 😉
¡Un abrazo y Feliz Navidad!
Hana says
Gracias a ti Joan!! Y felices fiestas!! 🙂
Arantxa says
Creo que es un tema de empatia y en algunos casos paciencia y tolerancia…
Hana says
Pero algunas personas necesitan que les hagas ver que les estás haciendo daño para generar esa empatía, ¿no crees?
Patricia says
Llegó en el momento justo para mi! Pasa que esa conversación la tendría con varias personas en la familia aunque de verdad no estoy muy segura de que funcione, porque para eso la otra parte tiene que tener la voluntad de reflexionar y de intentar que todo vaya para mejor y… no lo veo! Cada vez sucede lo mismo con las mismas personas y luego de las conversaciones estamos en el mismo lugar después de cierto tiempo.
Gracias hanna que tengas una feliz navidad y saludos desde Argentina!
Hana says
Gracias Patricia!! Y fíjate que que en el segundo punto menciono el hecho de que hay que desapegarse del resultado. El objetivo no es que salga bien, si no que seas capaz de expresar lo que sientes con asertividad 🙂 Felices fiestas de vuelta a Argentina!!!
Paula says
¿Y cuando es más incómodo el no tenerla, el evitarla,…porque sabes que es lo que están esperando? ¿No es si cabe más valiente mantener tu ego a raya, controlado, ser capaz de no sucumbir a la tentación de iniciar esa conversación en la que sabes que aunque te cueste horrores decir lo que sientes vas a quedarte a gusto, sabiendo al 100% que la situación no puede más que empeorar y afectar a terceras personas?
Hana says
Hola Paula, gracias por tu punto de vista…dime, ¿crees que comunicar asertivamente lo que sientes es una expresión de ego?
Rosana says
Ay, Hana, llegas en el momento justo. Acepto reto. Llevo postponiendo una conversación desde hace años con mi mejor amiga. Lo cierto es que tampco hubiera sabido qué decirle. Ahora SÉ que el momento está irremediablemente cerca. Tengo miedo, no tanto por lo que siempre me ha dado miedo antes (su reacción), sino por añadir más duelos a la cola de impresión de duelos (la tengo bien petadita y no doy abasto :P)…es decir, por acpetar una realidad que intuyo pero que de nada me sirve si no lo contrasto con la realidad. Quién sabe lo que pasará, pero está claro que ahora ya sí estoy lista. Sólo tengo que ordenar ideas, sentimientos y al toro.
Esperando la newsletter estoy pues 🙂
Cristina says
Hola a tod@s!
Me ha gustado mucho el post de hoy. Creo que en estas fechas, en las que, el que más y el que menos, hace evaluación anual, como las que nos hacían en el «cole», traer a colación esos «temas pendientes» es inevitable. Creo que tod@s tenemos alguna de esas…
Curiosamente, mientras leía el artículo, me he dado cuenta de que tengo una de esas en la bandeja de «pendientes». Curiosamente también, me he dado cuenta de que no es una conversación en la que digo a alguien que algo de lo que hace me molesta y me hace sentir mal, es más bien al contrario… y es que… me he dado cuenta de que me cuesta tanto decir las cosas que siento y que son desagradables… como las agradables, y es que en el fondo, lo que hay debajo de ambas emociones, «agradables» y «desagradables» es información; esa persona, no es cualquier persona, de algún modo está «influyendo» en mi vida, hacérselo saber… es quedarte en «bragas» (y perdonar la expresión)… Es inevitable sentirse vulnerable, y creo que la clave está en el desapego del resultado… ¿Para qué lo hago? Si la respuesta es: «para que la otra persona cambie», entonces… esta conversación tendrá poco sentido, desde mi punto de vista. Porque estaré en el mismo punto. Esa persona tendrá poder sobre mi forma de sentir. Si lo hago para liberarme, para no sentirme «esclava» de eso que siento, y que parece que tengo que ocultar porque es «malo» (si me molesta es malo, si me hace sentir bien es malo, parece que sentir es malo), entonces, quizás, consiga algo…
Y en esta reflexión me encontré ayer cuando leía el artículo. Hana, aún estoy decidiendo si abrir la boca o no, así que no tengo fecha, porque aún soy un poco incapaz de desapegarme del resultado, y sí, analizo los posibles resultados, y no sé si ninguno de ellos me gusta… en el fondo sigo preguntándome… ¿Para qué? Muchas gracias, alma circense.