Por María Mikhailova, autora del blog Creando Felicidad
Aunque nos duela o no queramos reconocerlo, ésta es una pregunta que la gran mayoría de nosotros nos hemos hecho más de una vez en nuestra vida.
¿Por qué no me va bien?, ¿por qué ellos sí y yo no?… Y lo siguiente que probablemente haya pasado es que fuera nuestra envidia o recelos los que hablaran por nosotros: claro, como éste tiene buenos contactos… o es que con dinero se puede comprar cualquier cosa… o es que la tía ésta se aprovecha de su físico y se los gana a todos… Y eso en los mejores casos. Algunas veces hemos llegado –incluída yo; y no, no me salvo– a criticar duramente a esa persona de éxito o famosa que apenas conocemos, sólo por el hecho de que lo ha conseguido todo de una forma demasiado fácil… desde nuestro punto de vista.
Futbolistas que ganan millones, modelos que no hacen más que viajar en jets privados para desfilar una media hora y cobrar cantidades desorbitadas, empresarios que se forran a costa de sus empleados –hay casos y casos, claro está–, emprendedores que salen de la nada y con una idea en apariencia simplona se convierten en millonarios de la noche a la mañana como podría ser el caso de Facebook o de Whatsapp.
Ellos sí y yo no. ¿Envidia, desconfianza, baja autoestima? Me temo que de todo hay en este saco.
Mi idea para este post nació de una reflexión de un empresario que ha revolucionado –o al menos lo está intentando, y viviendo muy bien de ello– el deficiente mercado de la formación en el idioma inglés que hay en nuestro país. Según este empresario americano –país donde el éxito no suele tener esas connotaciones peyorativas que a muchos nos han inculcado–, el éxito o el triunfo laboral no depende tanto de factores como suerte, un papá rico o astucia y maldad.
Y en realidad, si nos quitamos las gafas «verdes» (verde de envidia, obviamente), y tratamos de ver el asunto de forma algo más objetiva, veremos que sólo una pequeña proporción de los que triunfan son esa clase afortunada, mientras que la inmensa mayoría de ese pequeño grupo de gente de éxito lo forman personas que han conseguido las cosas por su trabajo tenaz, su fe infinita en los sueños que persiguen y el desarrollo constante de sus capacidades tanto personales como profesionales.
Ésta podría ser más o menos la proporción de personas de éxito:
Los que han nacido en familias ricas: 1%
Los que han tenido un golpe de suerte: 1%
Los trepas: 10% (sí, la proporción es inevitablemente mayor)
Los que se entregan por su trabajo: 88%
Está más que claro que no podemos influir en el azar o el dinero que nos han podido dar en nuestra familia. Para lograr el éxito sólo tenemos dos caminos: ser trepas, hipócritas, astutos o realizar nuestro trabajo con pasión, dedicación y amor.
Y también es verdad que siempre habrá grados en esto del éxito. Cada uno tiene su definición personal, sus propios objetivos, no todos perseguimos forrarnos o ser hiperfamosos. Pero lo que define a esa gente privilegiada es que se sienten realizados en lo que hacen. ¿Por qué no aprender de ellos en vez de quejarnos?
Así que me despido con este mensaje: si no has conseguido el éxito profesional, lo más probable es que seas una persona honesta que simplemente no se dedica a lo que le apasiona (breve resumen de mi vida laboral hasta hace no mucho). Porque cuando algo te apasiona, vas a por ello y sientes esa emoción en ti como cuando estás enamorado. Sí, enamorado de tu trabajo. Y el amor, queridos amigos, mueve montañas.
¿O no?
Estefania says
Yo nunca he sentido envidia por el triunfo de los demás, He sentido motivación al ver a los demás triunfar.Con lo demás estoy adsolutamente de acuerdo. Magnifico post, Maria.
Gracias Hana por compartirlo.
María says
Gracias, Estefanía. En realidad no me considero una persona envidiosa como tal, pero reconozco que algo de envidia he llegado a sentir en algunos momentos de mi vida. Y es curioso: la envidia puede ser un motor de motivación también. De hecho hay un artículo de Hana que habla precisamente de eso: de sacarle partido a nuestra poca o mucha envidia 😉 Fue de los primeros que leí y sencillamente me encantó.
Ana Bizarro says
Encantada de conocerte,
«La medida del éxito viene por cuantas personas son más felices porque tú existes. Raimon Samsó
A mi me gusta esta definición y me siento enamorada de la vida.
Espero dejar un mundo mejor para mis hijos y para que siga reinando en Amor Incondicional en la Tierra.
Feliz viernes, Maria.
María says
Muchas gracias, Ana. Conocí tu blog a través de Hana y me gustó mucho. Y me encanta la definición del éxito que has planteado: me veo totalmente reflejada en ella. Feliz viernes a ti también!
Leticia del Corral says
¡Qué bien María verte por aquí!!! me ha encantado!!! mi máxima en el emprendimiento y en la vida es la de Samuel Beckett » lo intentaste y fracasaste. No importa. Fracasa de nuevo. fracasa mejor»
María says
Gracias por tus palabras, Leticia. A mi me hace muchísima ilusión publicar en el blog de Hana. Y coincido contigo: es mejor fracasar que no intentarlo. Y Beckett, un grande!
Mónica Luna says
Hola, gracias por el post. Yo vivía verde de envidia, ¡y sin darme cuenta! Hasta que decidí hacerme cargo y empezar a generar una vida para mí, y por más egoísta que me parecía al principio, de pronto me rodeé de seres que amo y me aman, lo cual me alienta día con día para ir por más.
Gracias, gracias, gracias, gracias 🙂
María says
Hola Monica. Me alegro que te haya gustado el post. Yo también creo que a veces tenemos envidia sin reconocerlo. Hasta que un día decidimos hacer las cosas por nosotras mismas, sin importar el qué dirán. Lo del egoísmo, totalmente de acuerdo también. ¿Cuántas veces hemos renegado de nosotras porque temíamos parecer egoístas? Si el egoísmo consiste en perseguir nuestros sueños, me proclamo una egoísta desde ya!
Jorge Palazón says
Hola.
Tenemos la inercia de pensar que sentir envidia es negativo. Cualquier sentimiento que el ser humano posee de forma inherente, existe por algún motivo, y éste casi siempre tiene como finalidad la supervivencia y la mejora en las condiciones de vida.
La envidia sirve para que cada uno tenga unas prioridades sobre otras. Hay muchas cosas q los demás poseen o logran, que no te causan envidia. Por qué unas si y otras no?
A todo el mundo le gusta mejorar, otros son más conformistas, otros lo buscan con más entusiasmo… pero la envidia muestra q es posible alcanzar lo q deseaa o crees q te haría más feliz.
Es imposible tener envidia de todo y de todos, sólo lo q realmente te gustaría es aquello q desearías para ti, y eso te crea unos objetivos donde deberías profundizar. La envidia no es negativa, es una respuesta racional q intentamos negativizarla.
Un saludo.
María says
Yo creo que la envidia puede ser tanto buena o mala. La mala es la que te paraliza, la que hace que generes odio hacia esa persona, que la critiques sin parar o no puedas ni verla, pero no hagas nada para cambiar (lo describe muy bien Hana en su famoso vídeo de la mediocridad). La envidia sana es algo que te motiva, que hace que quieras cambiar, como bien dices, Jorge. Ojalá siempre sintamos ese segundo tipo de envidia, ¿verdad?
Pak Escudero says
Gracias por crear felicidad…
Te imagino esa clase de gente privilegiada como bien dices, que se sienten realizados en lo que hacen.
No me extraña, porque has conseguido transmitir una perfecta definición del éxito. No hay nada mejor que un trabajo bien hecho y una fe infinita en tus propios sueños, acompañado de una adecuada autoestima de nuestras fortalezas.
Os doy las gracias a tí y a Hana.
María says
Hola, Pak. Gracias a ti, por comentar. En cuanto a esa clase privilegiada… no sé si puedo decir que me encuentro dentro de ella. Siempre he estado fuera y es ahora cuando empiezo a dar mis primeros pasitos para salir de la rutina, de los miedos y empezar a cambiar de verdad. Aun me queda un camino muy largo, pero veo luz al final del camino, al menos sé a dónde quiero llegar. Para mi este primer paso es esencial. En esto sí que puedo decir que me empiezo a sentir privilegiada. Un abrazo 🙂
Javier Ortega says
Muy agudo María. El 88% de entregados (currantes diría yo) somos los que mantenemos a ese 10 % de trepas. Es mejor aceptarse a uno mismo antes de intentar cambiar nada. En cuanto a los ricos, habría que preguntarle a ellos qué entienden por riqueza. Un saludo.
María says
Hola, Javier. Aceptarse sí, pero también cambiar nosotros… digamos que hay dos pasos, según lo veo yo. Y sí, el dinero ayuda y mucho: cursos, masters, con dinero hasta puedes comprar contactos, rodeadte de gente influyente. Pero si no dispones de muchos recursos económicos, como es el caso de la gran mayoría, lo ideal es que realices aquello que realmente te gusta, aunque no te hagas millonario.
Gonzalo says
¡Totalmente de acuerdo María! Hagamos todo lo posible para mutar la envidia predominante en este país por algo mucho más sano: la admiración.
¡Gracias por tu artículo!!!
María says
A ti por comentar, Gonzalo. Me gusta tu idea: admirar en vez de envidiar, tomarlos como ejemplo, buscar al fin y al cabo lo positivo de todo esto, ¿verdad? Por cierto, estoy conociendo tu blog en estos instantes y he de decirte que me gusta mucho la idea de hacer una cosa nueva durante una semana. Me sumo! A ver qué sale de ahí, ya te contaré 🙂 Un abrazo.
Cristina Hortal says
Ahora descubro este artículo tuyo María en este gran blog… Me ha hecho mucha ilusión verte aquí publicada y he disfrutado leyendo tu artículo y reflexionando, como siempre. Ahora, cada vez me doy más cuenta de que he sido montones de veces «envidiosa encubierta», disfrazando mis comentarios y pensamientos de razones, las que sean.
Lo interesante es «pillarse a tiempo», y desbloquear esa energía tan valiosa y que se queda pegada como un chicle a esa crítica innecesaria.
Si alguien tiene lo que yo quiero, señal que se puede! Es motivo de celebración! Abrazos.
María Mikhailova says
Qué ilusión volver a recordar este primer guest-post de todos que realicé. Cuando Hana me lo propuso, no me lo podía creer! Me alegro de volver a leernos por aquí, Cristina. Recuerdo que escribí este post con mucha preparación y tiempo, porque sabía dónde iba a salir publicado. Y efectivamente, lo bueno de ver algo de calidad es que sientas que tú también puedes conseguirlo. Hana fue la primera que me inspiró y desde he entonces no he parado de crecer, viendo en ella un ejemplo a seguir. Así que fijémonos en gente exitosa, porque algún día nosotros también podremos estar ahí 🙂