Llevaba tiempo queriendo escribir sobre ésto, y hoy, al ver este vídeo, decidí que era el momento de ponerme.
Ya sabéis que yo hablo a menudo de la zona de confort y de la necesidad de romper las barreras de la misma…estas barreras que nos mantienen empequeñecidos y aborregados en beneficio de lo convencional.
Hace muchos años cuando conocí el concepto de la «zona de confort» siempre me imaginaba que salir de ella implicaba salir fuera y atrevernos a hacer todos los días algo que nos diese miedo, me imaginaba que aventurarnos fuera de ella implicaba hacer mucho ruido, darle una vuelta de tuerca a todo y ¡chim pam pum!. Este aspecto se ve claramente en el vídeo de arriba y también yo, en el vídeo del post que hice la semana pasada, hablo de forma muy enérgica sobre la necesidad de «salir a la calle» para encontrar la magia en nuestras vidas.
Está claro que fuera hay muchas oportunidades de salir de nuestra zona de confort pero es fácil olvidarse de que la mayoría de las oportunidades las tenemos en casa, esparcidas por el salón y la cocina…y nos vamos tropezando con ellas cada día, una y otra vez. Son los hábitos que conforman el núcleo duro y principal de todo lo que queremos cambiar y que alimentan la expansión de esta zona por el resto de aspectos de nuestra vida, más exteriores. Y, amigos, me da la impresión de que es importante que sepamos que, antes de aventurarnos con hazañas mayores, para salir de nuestra zona de confort podemos empezar por aquello que tenemos más a mano, por lo que es accesible, tangible y conocido; por todo aquello que podemos cambiar sin salir de casa. Éso también es salir de la zona de confort.
Y esto puede tener que ver con los minutos que podríamos dedicarle al día a hacer algo de ejercicio, o las decisiones con respecto a lo que comemos, o con el poco tiempo que le dedicamos a leer y aprender cosas nuevas, o el tiempo que perdemos en el ordenador, la televisión o el teléfono…todo eso a lo que estamos tan acostumbrados y que nos da tanta pereza (=miedo) cambiar.
En mi caso, salir de mi zona de confort dentro casa significaría atreverme a ser lo suficientemente disciplinada como para irme a la cama a la hora que sé que tengo que irme, de forma regular y sin excepciones. Pero la mayoría de los días «prefiero» perder el tiempo miserablemente hasta medianoche y, agotada, darme de cabezazos contra la pared al día siguiente. Pero es a lo que estoy acostumbrada y lo que no me cuesta esfuerzo hacer…que absurdo ¿no?
¿Y tú? ¿Qué puedes hacer dentro de casa para empujar un poco esas barreras?
Veronica says
Es curioso porque es justo hoy cuando decidí darle una patada a mi zona de confort. Ayer me hice un guión con las cosas que iba a hacer hoy y que generalmente por pasarme el día procrastinando al final no hago: buen desayuno, minutos de meditación, algo de ejercicio, comida sana, y luego un momento de lectura y acabar el día con más tiempo de meditación… Qué malas son las prisas y la de cosas buenas que nos perdemos por no parar un segundo y… respirar
Hana says
Que buen plan Verónica! ¿Y como te has sentido al final del día?
Veronica says
Pues la verdad que GENIAL! Últimamente intento salir de esa maldita zona de confort, simplemente cambiando pequeñas cosas, como coger el metro en otra estación, así tengo que ir por otro sitio y ver distintas personas, es una forma muy simple de renovarte =)
Jorge Palazón says
Todas las cosas que tenemos en nuestra casa, es para sentirnos confortables y cómodos. Un colchón de látex, sillones para estirar las piernas, algunos dan masajes, calefacción, tecnología (TV de plasma para ver películas en buena calidad, internet que te facilita muchísimas cosas y no haría falta salir a la calle…), un lugar para leer tranquilamente, muchos un jardín para disfrutar del sol o de la piscina, cocinas equipadas para disfrutar de la comida, etc etc etc.
Lo único que se me ocurre dentro de una casa que rompa ese confort, es hacer las tareas más engorrosas y que hay que dedicarles su tiempo.. planchar, fregar los suelos, ventanas, los baños… pero si tienes contratado a alguien que ya te realice estas tareas, es prácticamente imposible salir de esa zona de confort en tu casa. Yo estoy prácticamente fuera de mi casa todo el día, así que cuando llego, lo último que me apetece es salir de esa zona confortable. Cuando la mayor parte del día estas trabajando, otro tanto en medios de transporte y otro tanto haciendo esas tareas engorrosas mencionadas, ya has estado fuera de esa zona todo el día, así que solo me apetece tumbarme en mi sofá estratosférico y en mi colchón hipercómodo, y descansar, que bastante fuera del confort que necesito he estado. Yo soy de los que necesito como sea entrar en mi zona de confort
Hana says
Es que Jorge, no estoy hablando de una zona de confort fisica. Una persona puede estar super puteada con el trabajo, con su vida, con su pareja y con todo y estar viviendo en su zona de confort continuamente porque a eso es a lo que está acostumbrado. Lo difícil y lo que le haría salir de esa zona, no es más puteo sino intentar cambiar las cosas tomando un camino diferente y desconocido. Está claro que a todos nos gusta estar comodos en casa, no se trata de ponerte chinchetas en el sofa para salir de la zona de confort, sino de otra cosa!!
Diego CP says
Muy didáctico el vídeo!!
A pesar de que nunca le había puesto nombres y apellidos (zona de confort y de aprendizaje) a lo que hago en casa. Siempre he tenido bien claro que antes de abordar mis grandes sueños exteriores, debiera tener mucha más disciplina, con mi rutina diaria en casa: (levantarme y acostarme a horas decentes (higiene del sueño), dedicar tiempo a cocinar y a comer sano y no cualquier cosa rápida, limpiar lo que ensucio en el día, hacer ejercicio todos los días, leer y estudiar un poco cada día, llamar a familiares y amigos para ver que tal les va más a menudo, no perder el tiempo inútilmente viendo la TV o navegando en internet … ) normalmente funciono por ciclos de motivación-desmotivación, (los segundos mucho mas largos que los primeros). Es relativamente fácil cumplir todo esto y llevar una buena rutina unos pocos días, el problema es extenderlo en el tiempo, y transformarlo en hábito y ahí es donde flaqueo y la pereza (o como bien dices miedo) suele ganar a medio plazo la partida, volviendo a los malos hábitos.
Todo esto supone un problema importante para mí y me preocupa ya que suele ser mi eterno objetivo del año que nunca se cumple y esto al final me agota.
Y al final estoy desesperado, porque son tantas las veces que me lo he propuesto y no lo he logrado, que noto como cada año pierdo cada vez más fuerzas en cada intento.
Soy consciente de que el miedo está siempre al acecho y nunca podré "matarlo" pero, me gustaría ser capaz aunque sea de tenerlo más controlado.
Y el problema es que creo no ser capaz de detectar el porqué de todo esto: tal vez lo pospongo porque tengo miedo a realizar mis sueños externos?? podría ser, aunque sinceramente no lo sé…
Hana says
Diego!! Pues acabo de escribir un post con video en el que hablo de porqué nunca conseguimos nuestros objetivos. El tema es muy profundo y nos ha pasado a todos…así que creo que te va a gustar :).
Lola says
Para mi, salir de mi zona de confort en casa tiene mucho que ver con la alimentación. Siempre me propongo nuevos habitos y al final, lo más facil es darse los caprichos, que te hacen sentir bien, pero que luego te hacen sentir mal… Ahora que viene la Navidad es más difícil todavía…
Hana says
Lola! A mi me pasa lo mismo! Creo que el tema de conseguir mejores hábitos alimenticios es algo que nos preocupa a todos y que nos cuesta mantener a casi todos también….en el nuevo post os cuento por qué 🙂
Esther Cortés says
Después de leer esta entrada me doy cuenta de que ya estaba pensando en volar antes de aprender a caminar, y me gusta muchísimo que hayas hablado de este tema. Siento menos presión sabiendo que puedo empezar por cosas más pequeñas, por entrenarme desde casa, poco a poco, y luego más tarde, mirar cómo encarar cambios más grandes. Sea como sea, cada pasito es significativo, avanzar es avanzar, aunque empecemos con metas más sencillas, ¿no? Y eso me da un respiro… lo encuentro beneficioso. Gracias, ha sido estupendo 🙂
Hana says
Gracias por tu comentario Esther…porque en tus palabras veo que el objetivo del post está cumplido…tu metáfora de volar y caminar es perfecta. Porque en casa tenemos muchos asuntos pendientes y cuando somos capaces de resolver lo que tenemos más cerca, estamos mejor preparados para salir fuera…un abrazo fuerte!!
Maria says
Me encantó tu artículo y quiero agregar algo según mi experiencia. Yo traté de salir de la zona de comfort como lo anuncian en esas imagenes que circulan por facebook y otras redes haciendonos pensar que viajar es la respuesta a todo. He viajado por un tiempo y me he sentido igual de mal. Viendo cosas hermosas, impactandome por momentos pero luego sintiendome vacía. Creo que salir de la zona de confort más arriesgada es ver en tu interior, salir de tus pensamientos continuos que no te llevan a nada y vivir una vida más tranquila sin presiones y disfrutando el presente. No es bueno hacerse fantasias de que uno será feliz sólo saliendo de la zona de confort. La felicidad la podemos lograr en este instante simplemente en paz. Quizás algún día viaje nuevamente quizás no pero descubrir que la zona de confort esta en uno mismo es un gran paso. Saludos!
Renata says
Para salir de mi zona de confort tendría que disponerme a ordenar placares.
Pero no encuentro mejor forma que no signifique salir de la casa.
Es más, ni siquiera basta con salir de la casa para circular por la ciudad. Lo que sé que debo proponerme y hacer es salir de viaje.