La definición de confianza refiere que es la creencia o fe persistente que una persona tiene en algo, alguien o en sí mismo y que le permite actuar de forma apropiada en múltiples circunstancias. Por lo tanto, cuando hablamos de la confianza en nosotros mismos nos referimos a ese sentimiento de seguridad y certeza que nos hace actuar con determinación, pues creemos en lo que somos y en nuestra manera de actuar.
¿Cómo puede influir la confianza en la forma de ser de una persona? ¡De muchísimas formas! Basta con explicar que dos personas pueden realizar correctamente una misma tarea, pero la persona que tiene confianza en sí mismo lo hará mucho más rápido y ofrecerá un mejor resultado. ¿Por qué? Porque está segura de sus capacidades para ejercer cualquier acción, está al tanto de sus cualidades, tiene autoestima y es capaz de actuar de forma apropiada, mientras que el que no tiene confianza duda de sí mismo, le cuesta tomar decisiones, tiene miedo a equivocarse y piensa que lo está haciendo mal.
Según la psicología son muchos los aspectos que pueden determinar que una persona tenga confianza en sí mismo o no, pero el más resaltante es la infancia. La niñez es la etapa en que nuestra mente es maleable, por lo tanto, cualquier evento traumático, insultos y un método inadecuado de crianza pueden afectar considerablemente la confianza de dicho pequeño durante la adultez. Exaltar las virtudes, fomentar la independencia, dejar que los niños tomen sus decisiones y resaltar la poca importancia de lo que opinen los demás son herramientas útiles para criar niños más seguros de sí mismos.
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