¿Qué significa tomar conciencia?

¿Por qué cada vez hay más gente que quiere vivir en un mundo más «consciente»? Lo primero de todo que creo que debemos hacer es entender de qué hablamos cuando nos referimos a la conciencia. Esta palabra, según el Diccionario de la Lengua Española, determina la capacidad de los seres humanos de concebir qué está bien y qué está mal, por tanto, la conciencia, etimológicamente hablando, significa tener la capacidad de comprender nuestro mundo según un orden moral.

Sin embargo, esta palabra se ha actualizado y, cuando ahora hablamos de conciencia, vamos un paso más allá de ese significado oficial. La conciencia a la que nos referimos nos habla de estar presentes en el aquí y en el ahora, de saber quiénes somos, qué hacemos y qué queremos de la vida.

La conciencia moderna rompe la moralidad tradicional para adentrarse en un terreno más individual, un terreno personal en el que el ser humano tiene que abrazar de nuevo a su «yo interior» para no perder el rumbo de la vida.

Esta nueva acepción de la palabra conciencia viene, pues, impulsada por el mundo moderno en el que vivimos. Un mundo en el que todo parece ir corriendo, en el que el pasado nos pisa los talones y el futuro nos marea con su imponente figura. En esta realidad en la que tenemos que correr, correr y correr, se ha lanzado una llamada a la conciencia, a la recuperación de la conciencia personal, para volver a conectar con nuestra esencia más pura y salir de este círculo asfixiante de la vida moderna.

Es por este motivo que, con la meditación, se busca ese ser consciente, es decir, ese ser que yace en ti de forma permanente, estable, tranquilo y en paz. Esa parte de ti (la conciencia) que es tu mejor guía para saber qué hacer en la vida, qué quieres y, sobre todo, quién eres. Cuestiones que podemos perder el significado si nos dejamos llevar por el fulgor de la vida actual.