Sigo sin internet. Eso quiere decir que mi primer VideoViernes de 2014 se va a hacer de rogar un poco más.
Oooohhhhhh.
Pero NO me voy a disculpar porque como dicen en EEUU: «shit happens«. Es decir, a veces, simplemente: es lo que hay.
Y ahora es totalmente lícito que me espetes:
– Oye tú, pues el post de la semana pasada lo empezaste con una disculpa.
Si. Lo se. Pero mi disculpa surgió porque me había tirado una semana sin publicar NADA en el blog. Y eso, para un blogger con algo de reputación online comme moi, es imperdonable. [Aprovecho para recordarte que, si tienes un blog, tienes que respetar tu calendario de publicación SIEMPRE]
Pero no estoy hablando de este tipo de disculpas sino de las que sueltas por tu boquita cada vez que alguna parte de ti que aborreces se cuela por entre las rejas de la robusta jaula que le has fabricado y consigue salir a tomar un poco el aire; con la «mala suerte» de que se topa con la persona con la que estabas charlando animadamente que, curiosamente, después de conocer esa otra parte de ti, cambia su expresión facial y te empieza a mirar con la ceja levantada.
Pero también puede pasar que no verbalices las disculpas y simplemente se queden pululando en tu cabecita, en forma de monólogo interno auto-flagelante.
Patético. Lo sabes.
Disculpas que enlazan con la siguiente verdad incontestable: nos resulta increíblemente fácil castigarnos por aquello que somos y que tachamos de «debilidad» o «defecto».
¿Te suena? ¿Sí?
Pues me pregunto que pasaría si en lugar de estar tan pendiente de quien «tienes» que ser de cara al mundo, le prestases un poco más de atención a QUIEN ERES realmente.
Eso significa reconocer y aceptar todos aquellos rasgos de tu personalidad que no te gustan, tus excentricidades, tus defectos, tus debilidades, tus torpezas e incompetencias, tus frikismos, tus hábitos secretos incluso…es decir, todo aquello que también (aunque te cueste admitirlo) te define.
Y por ello no debería importante una mierda si esa persona [y-su-limitada-percepción-de-la-realidad] que tienes en frente te juzga por ello.
Que seguro te van a juzgar, para que nos vamos a engañar. Porque todos esos pequeños y complejos rasgos que te hacen ser como eres -y que llamas «debilidades»- molestarán a alguien; alguien que te aconsejará que lo intentes cambiar o que contrates un coach (aunque no me veas, estoy guiñando un ojo) para que te ayude cambiarlo.
Pero déjame decirte que tus debilidades son igual de importantes que tus fortalezas porque te mantienen fiel a quien eres, hasta el último poro, sin disculpas.
Además, tus debilidades te pueden ayudar a descubrir partes cojonudas magníficas de ti mismo.
¿No te lo crees? Haz este ejercicio: imagínate que tu peor defecto es que eres un flojo → esto significa que quizá también seas alguien súper sensible y receptivo, lo cual es una gran virtud 😉
DISCLAIMER: Si tu peor defecto es que eres un soberano gilipollas…mmmhhhh…lo siento pero creo que este ejercicio no te va a funcionar.
Y déjame decirte también que cuanto más cómodo te encuentres con todo aquello que normalmente intentas esconder, mejor te sentirás…por experiencia te aseguro que te quitas kilos de peso de encima y experimentas una sensación de libertad que hasta produce cosquillas 🙂
Yo siempre me he sentido avergonzada por mi inconstancia, por mi impulsividad, por mi poca capacidad organizativa y analítica…y me he dado cuenta de que, cuanto más crezco y aprendo sobre mi misma y el mundo, más tranquila me siento reconociendo abiertamente todas estas «debilidades» y «defectos»; ya lo habrás comprobado en alguno de mis posts y vídeos, como este, este o este.
Un último apunte: no te limites a reconocer y aceptar tus debilidades → puedes incluso ir un poco más allá, saltarte todas las barreras de tu zona de confort y hacer algo muy poco convencional: empezar a sentirte orgulloso y agradecido por ellas; ¿te imaginas el careto que pondrían algunos? ¿Y la oleada de inspiración que provocarías? Sin mencionar la impresionante evolución personal que experimentarías tú mismo.
¿Qué crees que cambiaría en tu vida si lo hicieses? ¡¡Cuéntame!! Y si te ha gustado el post, ya sabes que puedes compartirlo con los botones tan monos que hay justo aquí abajo 🙂
¡Gracias!
Ana Bizarro says
Siempre me han tachado de ser muy directa, fría y calculadora … y oírlo de la persona con la que has compartido media vida ¡Duele!
Cuando lo acepté cambió mi vida.
Directa lo cambié por auténtica, fría por cariñosa con quien quiero, y calculadora por libre financieramente.
Feliz viernes.
Hana says
Es que cuando aceptas lo que no se puede cambiar, te conviertes en una persona libre!!! Gracias, como siempre, por tu magnífico aporte Ana!! 🙂
Olalla says
Genial tu post, como siempre.
Pues mi vida mejoraría TELA MARINERA si fuese capaz de sentirme orgullosa y agradecida por lo miedosa que soy. Puf!! Pero todavía estoy a años luz de eso. Por ahora he aprendido a hablar sobre ello con naturalidad, y lo que me ha costado!!. Seguiré trabajando en ello 🙂
Un abrazo!
Hana says
Pero fíjate que tu NO ERES miedosa Olalla 🙂 Tu simplemente SIENTES miedo que es muy distinto. Por lo tanto y al ser una emoción, tienes que tener en cuenta que SI se puede cambiar.
Y lo que podrás conseguir será, no que dejes de sentir miedo porque eso es imposible, sino gestionarlo de forma que te beneficie y no te obstaculice en tu camino.
¡Un abrazo!!
Fausto says
Lo de flojo me llegó al alma.
Hana says
¿Para bien o para mal, Fausto ;)?
Fausto says
Para MUY BIEN,pero…¿Quién le explica a mi señora madre que su hijo no es un flojeras con los h.. cuadrados,sino un alma noble(esto me lo añado yo),receptiva y sensible..? Ahhhh,eso ya es harina de otro costas.. 😀
Lola says
A mi también me han llegado al alma algunas frases de este post.,sobre todo esa del monólogo interno. Gracias por el toque de atencion!
Hana says
Hola Lola! Dale caña! Cuando nos ponemos en modo "reflexión" descubrimos cosas increíbles 😀
BEATRIZ says
Hola preciosa.
Al leer cada una de tus palabras hizo sentirme «floja» es como llevo desde casi dos semanas en la que he abandonado mis objetivos porque estoy estresada y no me encuentro bien.
Decidí pensar en mi, pero como tú bien dices, me siento débil, la gente de mi alrededor me dice que lo intente pero mi cuerpo dice que no, hasta aquí llegué.
Gracias por ayudarme a ver la realidad de las cosas.
Abrazos